La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el sobrepeso y la obesidad como una acumulación excesiva de grasa que supone un riesgo para la salud. La grasa en sí es una reserva natural de energía de los seres humanos que compartimos con el resto de mamífero, pero, en exceso, es perjudicial.
La obesidad ha alcanzado cifras de carácter epidémico a nivel mundial, y en estos momentos se calculan que cada año mueren, como mínimo, 2,8 millones de personas como consecuencia de la misma.
La obesidad como vector de otras enfermedades
La obesidad se relaciona de forma clara y directa con un gran número de patologías. Es causa de enfermedades cardiovasculares (hipertensión, diabetes, infarto de miocardio, ictus…) y, además, puede intervenir en el desarrollo de otras como el cáncer, la apnea del sueño, la infertilidad, artrosis o el hígado graso. Recientemente, conocemos que los pacientes que ingresan por COVID19 en un hospital tiene un peor pronóstico (mayor probabilidad de ingreso en unidad de cuidados intensivo o muerte) en el caso de ser obesos.
¿Qué es el Índice de Masa Corporal (IMC)?
Llamamos IMC a la relación de cada individuo entre su talla y su peso, permitiendo identificar así a personas con sobrepeso u obesidad. Es un criterio ampliamente utilizado en el ámbito médico, si bien no es completamente exacto, ya que no incluye variables importantes a tener en cuenta como el sexo, la edad o el porcentaje de grasa corporal o masa muscular.
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¿Cuáles son las causas de obesidad?
En la inmensa mayoría de los casos, el sobrepeso y la obesidad son fruto de una alimentación poco saludable (rica en grasas y azúcares) y un estilo de vida sedentario, todo ello añadido a factores conductuales perjudiciales para la salud como el tabaco y el alcohol.
Pueden influir y condicionar nuestro peso otros factores como la edad, la etnia, la menopausia, el nivel sociocultural, factores psicológicos, el descanso nocturno inadecuado o la toma de determinados fármacos.
En un pequeño porcentaje de casos, el exceso de peso tiene su origen en algún tipo de alteración genética, metabólica u hormonal (por ejemplo, el hipotiroidismo, ovario poliquístico, síndrome de Cushing, etc.). En estos casos, la obesidad seria consecuencia de alguno de estos procesos y hablaríamos de obesidad secundaria.
Clasificación del sobrepeso y obesidad
La forma en la que el tejido graso se distribuya en nuestro cuerpo hace que podamos clasificar la obesidad en dos tipos: Ginecoide y Androide:
- Si la proporción de grasa es mayor en la región de las caderas que a nivel abdominal, hablamos de Ginecoide (también conocida como “pera” por forma que confiere al cuerpo). Es más frecuente en mujeres, con un factor genético o de herencia importante, y que se relaciona con enfermedades como la osteoporosis o la insuficiencia venosa.
- Si la proporción de tejido graso es mayor a nivel abdominal en relación con las caderas, hablamos de Androide (o con “forma de manzana”). Esta es más frecuente en varones, se asocia a malos hábitos de salud, y se relaciona de forma clara con un mayor riesgo cardiovascular.
Otros tipos de distribuciones:

1. Obesidad alimentaria
Predomina en las zonas de la cara, cuello, espalda y tórax. Su causa son los excesos de una mala alimentación. Si estos se continúan dando, puede evolucionar y ser altamente peligrosa para el organismo. Síntomas: sensación de calor corporal anormal y una transpiración excesiva.
La obesidad alimentaria elevada es otro tipo de obesidad que se localiza especialmente en el vientre, dándole un aspecto redondo y desproporcionado. Síntomas: calor exceso y una sensación de hinchazón y sueño después de cada comida.
2. Obesidad hereditaria familiar
Es un tipo de obesidad que se presenta como una acumulación de grasa y celulitis fría en la parte superior externa de las nalgas y glúteos, y como una acumulación caliente por encima del pubis, aunque no suele llegar a producir una estética muy desproporcionada. Este tipo de obesidad evoluciona como brotes sucesivos en ciertos momentos críticos de la vida.
Síntomas: frialdad excesiva en las nalgas y una sensación generalmente leve de hinchazón tras la ingesta de alimentos.
3. Obesidad circulatoria venosa
Este tipo de obesidad se produce en los miembros inferiores y es de origen genético. Se diferencia de la obesidad circulatoria capilar porque se agarra durante los embarazos y con la hinchazón de las paredes venosas y formación de coágulos (flebitis o periflebitis).
4. Obesidad circulatoria capilar
En este tipo de obesidad, la grasa se acumula de forma invasiva, tanto en miembros superiores como inferiores y está ligada a la herencia genética. Suele aparecer como celulitis en la pubertad y se va agarrando hasta llegar a ser un problema circulatorio grave.
5. Obesidad glútea
Se localiza de la cintura hasta las rodillas, provocando un aspecto muy característico, sobre todo en la zona interna de las piernas.
Comienza en la infancia y pubertad, agarrándose en los embarazos, por desajustes hormonales, intervenciones ginecológicas y al llegar la menopausia.
6. Obesidad abdominal nerviosa
La grasa se acumula en la zona anterior y central abdominal, mostrando una apariencia prominente con forma de hexágono.
Se desarrolla en los momentos de mayor ansiedad y estrés o en las etapas depresivas, y aparece en brotes acelerados. Es frecuente que se produzca como reacción psicosomática durante la infancia.
Síntomas: fatiga y agotamiento, un especial deseo de ingerir altas dosis de azúcar entre comidas y, sobre todo, una hinchazón ventral desde que ingerimos el primer bocado de la comida.
7. Obesidad metabólica prediabética
Se localiza en el vientre y se manifiesta por un aspecto blanco. Produce una sensación de calor excesivo y de hinchazón del vientre, aunque se coma muy poco. La acumulación de grasa se produce no progresivamente, sino de forma brusca, y suele ser frecuente durante el tratamiento de ciertas enfermedades, con la ingesta de anticonceptivos hormonales o durante el embarazo.
8. Obesidad metabólica aterógena
El vientre presenta un aspecto redondo y enrojecido, pero a diferencia de los anteriores, produce sensación de frío local, y provoca una afección de origen genético vascular que se agrava considerablemente con el consumo de alcoholes, tanto en bebidas como en comidas.
Se produce una acumulación progresiva de grasa, que irá acelerando en caso de que no pongamos soluciones eficaces. Síntomas: somnolencia y excesivo aumento del calor corporal, tras la ingesta de alimentos.
9. Obesidad por sedentarismo
Es cada vez más común. La grasa se acumula en forma de flotador y suele aparecer cuando se produce una reducción considerable de actividad física sin una reducción del consumo de grasas e hidratos de carbono.
La grasa posee un aspecto denso y produce una sensación de calor excesivo en la zona. Es de vital importancia activar el cuerpo y realizar ejercicio físico diario, siendo más eficaz si es controlado por un especialista.
10. Obesidad hipotalámica
Produce los aspectos más mórbidos, ya que debido a una afección en el hipotálamo, la grasa invade progresiva y velozmente la parte superior del cuerpo, la totalidad del vientre, cadera y nalgas. Suele producirse coincidiendo con un shock emocional y su evolución está íntimamente ligada a episodios depresivos.
Síntomas: desaparición de la saciedad en las comidas y otras manifestaciones psicosomáticas.
Para disminuir y solucionar este tipo de obesidad, se necesitan conjugar tratamientos médicos quirúrgicos, nutricionistas y psicólogos cualificados.
11. Obesidad endógena cortisólica
Consiste en una enfermedad de procedencia genética/hereditaria que afecta a la actividad de las glándulas suprarrenales. Debe ser tratada urgentemente por un especialista endocrino.
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Sobrepeso y obesidad en edad infantil
Se trata de un problema en alza y muy preocupante. En el siglo XXI, la obesidad infantil se está convirtiendo en uno de los mayores problemas de salud pública. Comenzó siendo algo exclusivo de los países más desarrollados, pero se está extendiendo rápidamente a otros países con menos recursos. Los niños con sobrepeso tienden a ser obesos en la edad adulta y tienen muchas más posibilidades de padecer enfermedades como la diabetes y enfermedades cardiovasculares.
Puntos claves de prevención
Prevenir el sobrepeso y la obesidad es algo realmente sencillo. Basta con seguir una alimentación equilibrada y realizar ejercicio físico con regularidad.
En Obymed estamos comprometidos con que el paciente alcance y mantenga un peso saludable, basándonos en la reeducación nutricional y en la adquisición de hábitos alimentarios adecuados. Para ello, contamos con un equipo multidisciplinar de profesionales especializados en el tratamiento del sobrepeso y la obesidad, así como la última tecnología y las más novedosas, avanzadas y efectivas técnicas mínimamente invasivas para lograr los objetivos propuestos.
¿Cuáles son los tipos de tratamientos más recomendados para combatir la obesidad?
1. Técnicas sin cirugía
Balón Intragástrico
El balón intragástrico es una intervención que se realiza mediante endoscopia, por lo que es poco invasiva. Indicada para pacientes con sobrepeso tipo II (IMC igual o mayor de 27), en obesidades leves y moderadas (IMC 30-40) y en aquellos pacientes con obesidad severa o mórbida (IMC>40) que no deseen someterse a cirugía, o bien como puente a la misma para disminuir el riesgo quirúrgico. Se estima una pérdida de peso a partir de 15-18kg.
Método Apollo
El Método Apollo es una técnica endoscópica mínimamente invasiva que permite la reducción definitiva de la capacidad del estómago de manera segura y eficaz, aumentando la sensación de saciedad tras la ingesta de una menor cantidad de alimentos. Indicado en pacientes con obesidad leve y moderada (IMC entre 30-40) y en aquellos con obesidad severa (IMC>40) que no deseen someterse a la cirugía convencional o bien sean de alto riesgo para la misma. Se estima una pérdida de peso superior a 18-20kg.
2. Cirugía bariátrica
Manga Gástrica
El manga gástrica o sleeve gástrico es una técnica definitiva que consiste en una reducción considerable del volumen del estómago. Indicada a pacientes con un Índice de Masa Corporal (IMC) a partir de 40 o bien de 35 con enfermedades asociadas. Se estima una pérdida de peso a partir de 25-30kg.