Cuando se habla de las consecuencias producidas por la cuarentena contra el COVID-19, gran parte de la población se enfoca en la economía y se olvidan de las repercusiones que el confinamiento tiene en nuestra salud. De acuerdo con los expertos, los niveles de estrés, aburrimiento, sedentarismo y consumo de alimentos calóricos en esta cuarentena, provocará que gran parte de la población suba entre 3 y 5 kilos.
Y es que el confinamiento ha propiciado diferentes cambios de hábitos que pueden impactar en el peso de la población. La población está modificando sus hábitos alimenticios. En cuanto a la actividad física los datos son variados: parte de la población no se ejercita y otros tantos procuran mantenerse en forma.
En cuanto a los alimentos que más se consumen, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, durante el confinamiento las personas están recurriendo a productos calóricos que incrementan sus niveles de serotonina. Los siguientes números demuestran el incremento que algunos productos han tenido en la dieta de las personas a partir de la cuarentena:
- 42% más ventas de cerveza y bebidas espirituosas.
- 60% de incremento en la venta de chocolate.
- 61% más ventas de snacks y frutos secos.
A pesar de que algunas personas pueden aprovechar la cuarentena para cocinar y comer de forma más saludable, además de cuidar la calidad de los alimentos, también se debe prestar atención a las cantidades que se consumen.
No cabe duda de que el confinamiento social ha venido a transformar las rutinas de las personas. Sin embargo, en este contexto, es de suma importancia que la población se alimente adecuadamente y busque la manera de ejercitarse. Fallar en estos dos hábitos pueden llevarnos a aumentar de peso y, en el peor de los casos, afectar nuestra salud de forma más grave.