Muchas personas conocen ya lo que se denomina “balón intragástrico” referido a determinada técnica que se emplea para adelgazar.
¿Qué es un balón intragástrico?
Se trata de introducir un objeto, en este caso el consabido balón de silicona (aunque en realidad por su tamaño podríamos hablar más bien de “pelota) en el estómago. De esta forma, obtenemos un espacio constantemente reducido en el estómago de modo que: 1º se limita la cantidad de alimentos que se pueden ingerir y que van a ir a parar al estómago y, 2º se consigue una sensación de saciedad más temprana con menos comida. En resumen se come menos y por tanto se adelgaza. Este es el mecanismo, simple.
El balón intragástrico hace su aparición en escena durante la década de los 80, el “Garren-Edwards Gastric Bubble”. En 1987 fue cuando internacionalmente se definió el marco ideal de seguridad y eficacia.
En los años 90 se puede decir que arranca la vida “comercial” del balón intragástrico con la introducción del Balón Intragástrico Orbera que es prácticamente el referente que se mantiene hoy día.
¿Cómo se coloca el balón intragástrico en el estómago?
Su implantación puede realizarse bajo sedación profunda o anestesia general mediante técnica endoscópica (sin cirugía). Posteriormente el balón se rellena bajo visión endoscópica directa con solución salina (500-700 ml) teñida con azul de metileno (10 ml). Después de 6-7 meses el balón intragástrico debe ser retirado, preferentemente con anestesia general e intubación endotraqueal.
Eficacia en pérdida de peso
Muchos estudios randomizados prospectivos han demostrado que el balón intragástrico es muy es efectivo para perder peso. La pérdida media de peso oscila entre los 16.0, 17.8 y 18.8 kg de peso a los 6 meses. El 80% del peso perdido se producía en los 3 primeros meses.
Mantenimiento de la pérdida de peso tras la extracción
Se documentó en estudios posteriores que, a los 12 meses tras la extracción del balón, persistía una pérdida media entre el 43-68%. Además el 23% de pacientes mantienen una pérdida del exceso de peso superior al 20%. del total.
¿Cuándo se recomienda su implantación?
Pacientes con problemas de obesidad que deseen una rápida pérdida de peso sin intervención quirúrgica. Es recomendable acompañar este tratamiento con otras técnicas de psicología en la alimentación o reeducación nutricional.
