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Las emociones y su influencia en el sobrepeso. La necesidad de un tratamiento nutricional y psicológico

Los seres humanos somos animales emocionales, y las emociones influyen directamente en todos los aspectos de nuestra existencia. En este artículo trataremos cómo abordar un tratamiento nutricional y psicológico para que mente y cuerpo vayan unidos.

Queremos adelgazar, pero ¿cómo lo planteamos habitualmente?

Cuando queremos adelgazar siempre nos viene a la cabeza el siguiente planteamiento “comer menos” y “hacer más ejercicio”. Esto no es del todo correcto. Comer menos hará que nuestro metabolismo se enlentezca y queme menos para ahorrar energía. Al estar en modo “bajo consumo” lo que tenderemos es a engordar bastante más en el medio plazo.

¿Hasta dónde te dispones a llegar por adelgazar?

Últimamente están muy de moda las dietas disociadas, esas que se basan en un único grupo de alimentos. Todos hemos oído hablar  de la dieta Dukan, Atkins, dieta de la alcachofa, la de la piña… Es cierto que la bajada de peso suele ser inmediata pero a largo plazo generan diferentes problemas de salud en los órganos internos.

¿Entonces que hago para conseguir una bajada de peso saludable y estable? El tratamiento nutricional y psicológico como opción saludable y efectiva

Pues para eliminar esos kilos que nos sobran y poder mantener unos hábitos de vida saludables debemos aprender a alimentarnos de forma adecuada y por otro a hacer ejercicio de forma regular.

Esto ya lo sabíamos ¿verdad? pero además debemos aprender a gestionar nuestras emociones de una forma más sana, porque  a veces buscamos en la comida el sustitutivo emocional de alguna insatisfacción.

Más y más investigadores van confirmando la necesidad de trabajar el aspecto emocional y psicológico junto al nutricional.

El Consumer Reports National Research Center (Centro de Investigación Nacional del Consumidor de Estados Unidos), dice que se debería prestar atención al papel que juegan las emociones en la ganancia y pérdida de peso, si se quiere tener éxito. Una incorrecta gestión de las emociones puede suponer un obstáculo en la pérdida de peso.

Las emociones como el origen del sobrepeso

Detrás de muchos de los aumentos de peso suele esconderse un problema emocional. La depresion, la ansiedad, las carencias. En otras ocasiones estos problemas aparecen precisamente derivados del exceso de peso o se amplifican y retroalimentan. Cada vez más deprimidos, más ansiosos, con mayor sobrepeso, mayores carencias afectivas, etc.

Habitualmente asociados a estas patologías suele haber un “trastorno por atracón” tras ese sobrepeso. La mitad de las personas obesas que tratan de adelgazar están afectadas y al igual que ocurre con la bulimia nerviosa suele haber atracones pero sin conducta compensatoria.

Nuestra sociedad además promueve mucho la relación entre alimentación y emociones. Todas los eventos sociales se organizan en torno a una mesa. “Organizar una comida”, “vamos a cenar”, “vamos a tomar algo”, comuniones, bodas, bautizos, etc. Los padres además suelen usar con los niños la comida como moneda de cambio, premio o castigo.

Todos estos factores pueden facilitar la aparición y el mantenimiento del problema porque inherentemente asociamos la comida con la satisfacción, la felicidad o el premio al tiempo que socialmente se nos impulsa a estar más y más delgados. Esta situación nos genera cierta bipolaridad compensamos nuestras carencias comiendo porque nos sentimos felices pero después nos sentimos culpables por ello.

¿Qué es el comer emocional?

El comer emocional es cuando comemos no para satisfacer el hambre física sino emocional. Comemos porque nos sentimos tristes, solos, nerviosos, vacíos, aburridos, enfadados, contentos, desdichados…

De ahí que a la hora de abordar un plan de nutrición para la reducción de peso sea conveniente también abordar el factor emocional para ver de dónde procede ese sobrepeso.

España es el país europeo con mayor tasa de obesidad y el primer país del mundo en obesidad infantil. El 45% de los niños tiene sobrepeso, y esto supone un factor de riesgo para desarrollar un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) en la adolescencia. Los TCA (incluida la obesidad), después del asma, suponen la 2ª enfermedad más común entre los jóvenes.

En un buen programa de adelgazamiento se debe trabajar para tener hábitos más saludables pero será realmente eficaz si este incorpora una educación alimentaria, una sana alimentación, deporte y una intervención psicológica que adopte estrategias para gestionar las emociones de una manera saludable.

Fuente: infocop.es

 

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